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domingo, 26 de septiembre de 2021

Niños enfrentando consecuencias del coronavirus

Por Zuricza Motta

Desde las primeras restricciones para la contención de la pandemia los menores han sido afectados.

Después de 18 meses del inicio de la pandemia del virus SARS CoV – 2,  en  el país se han reportado 545 mil 796 casos positivos; se hizo pública la entrada del patógeno al país el 13 de marzo del 2020 a través de una llamada durante un evento público al mandatario Alejandro Giammattei.

La crisis ha creado incertidumbre, miedo y entre otros padecimientos en todos en el mundo, pero principalmente a los niños y adolescentes; en el territorio nacional se han registrado 17 mil 112 casos positivos en edades entre 0 – 9 años y 46 mil 030 en edades de 10 – 19 años.

Este grupo de la población se ha visto afectada por factores como la pérdida de familiares, mala economía que directa e indirectamente les afecta, el comportamiento llega a cambiar por la disminución de relaciones que han establecido y por consiguiente la autoestima se ha visto afectada.

Factor cambios

Según estudios de la Universidad Internacional de Ecuador, específicamente de la Escuela de Medicina, la población infantil puede sufrir daños emocionales a causa de alteraciones en la rutina, cuando todo se paralizó repentinamente se necesitaron adaptar las actividades.

Para los menores es necesario tener contacto y socializar con personas de su mismo rango de edad; las clases presenciales más allá de aprender tiene los objetivos de conectar y desarrollar habilidades físicas, emocionales, intelectuales, sociales e incluso la actividad física.

Además, la suma de clases virtuales y el home office pudo llegar a ser demasiado para los papás y mamás, ya que aparte de encargarse del manejo de la casa debían ser maestros medio tiempo y asimismo cumplir con sus jornadas de trabajo.

Factor familia

El acoplarse a manejar el estrés de estar en medio de una pandemia, mantener la cordura y ser el pilar de una familia, la pareja de padres tuvo que convivir y quizás solo con esta parte fue demasiado en algunos casos.

Podemos encontrar dos contrapartes, la mamá que normalmente está bajo niveles altos de estrés por el cuidado de los niños; si es el caso, trabajo y están más familiarizadas con el bienestar de los menores por otra parte el papá maneja estrés en otro contexto, si bien se involucra en la crianza culturalmente es menos que la madre y sus maneras de “corregir” pueden llegar a ser con abuso físico o inadecuadas.

En general en el territorio guatemalteco es poco común pagar por terapia a los niños e incluso el bienestar emocional; la comunicación en conjunto de las buenas relaciones padres – hijos es importante para conocer cuándo se sienten mal, conocer sus límites y buscar soluciones.

Factor economía

En Guatemala el 59% de la población vive en pobreza y el 23% en pobreza extrema, para una gran cantidad de habitantes fue difícil afrontar una pandemia cuando no poseían ni un trabajo y enfrentaron un cierre de país.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en el 2019 el 65% de la población sustentaba de un trabajo informal, ante esta problemática aumentó desde el génesis de la pandemia hasta ahora y a esto le añadimos los grandes costos de la canasta básica alimentaria; el pico más alto lo tuvo en julio del año pasado con 3 mil 675 quetzales y en la última actualización del INE en agosto tenía un costo de 3 mil 012 quetzales.

Salud mental en datos

Alrededor de 7 mil comunidades en donde habitan 2 mil 500 personas no tienen cerca un centro de salud o en el peor de los casos no hay; ¿A dónde se acudirá en búsqueda de ayuda psicológica?  

Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) 332 millones de niños y niñas han vivido bajo políticas de confinamiento y restricciones el último año y medio por restricciones ante el coronavirus, advirtiendo el gran riesgo que representan estas medidas para la salud mental.

La universidad de Oxford ha realizado un mapeo de restricciones en cuanto a la movilidad, incluyendo acá las prohibiciones de lugares de trabajo y clases presenciales desde los primeros casos hasta el momento.

 

Mapa global del cierre de lugares en junio del 2021. Foto: Universidad de Oxford https://www.bsg.ox.ac.uk/research/research-projects/covid-19-government-response-tracker

Según datos de un estudio para una revista de psicología clínica infantil realizado en la Universidad Miguel Hernández en España mediante un cuestionario online durante el confinamiento. Tuvo tres principales objetivos, el primero es determinar a qué medida el confinamiento afectó a los niños en su conducta, problemas y bienestar emocional.

En el segundo está identificar las variables protectoras para contrarrestar efectos negativos en niños y el tercero fue estudiar la relación de percepción de gravedad y controlabilidad de padres y reacciones negativas en sus hijos.

Fueron encuestados 113 españoles con hijos en edades de 3 y 12 años de diferente nivel socioeconómico; el 69% de los hijos tuvieron reacciones emocionales; el 31.3% con problemas de sueño entre estos, no cumplían con las horas recomendadas para dormir, despertaban con frecuencia, dormían con los padres e incluso frecuentaban pesadillas.

Niños entre 3 – 6 años tiene más apego a sus padres y miedo a que alguien de su familia se contagie; en niños e incluso hasta los 18 años se presenta baja calidad de sueño y falta de atención, también se demostró que el encierro puede estimular conductas adictivas para afrontar emociones negativas según la Escuela de medicina de Ecuador

Afecciones en la estabilidad mental

Según datos de la Academia Americana de Pediatría revela que los efectos negativos más comunes en niños menores a 3 años son irritabilidad, sueño, trastornos estomacales, ansiedad por la separación de los padres, permanecer retraídos o incluso berrinches o agresiones.

En los niños mayores o entrando a la adolescencia están los cambios de ánimo y comportamiento, pérdida de interés en lo académico y general, cambios en la alimentación, desde no ingerir alimentos hasta tener hambre todo el tiempo, problemas de memoria y también pensamientos sobre muerte o suicidio.

Tanto la Academia como el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) a través del programa de prevención de enfermedades mentales a nivel personal, familiar y comunitario por el evento de coronavirus advierten factores de riesgo como violencia, ansiedad, depresión, miedo y uso problemático de sustancias psico adictivas.

Entre las recomendaciones que emitieron están brindar ayuda según las necesidades sentidas y observadas, propiciar un ambiente de calma y privacidad; brindar información y apoyo psicosocial, evitar ponerse de ejemplo; saber y tener presente que todos y todas tienen derecho a ponerse mal ante las circunstancias; permitir que los infantes expresen sus emociones sin regañar o criticar.


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